En días pasados, una clienta muy querida por Barea Solutions, contrató nuestros servicios de chofer/asistente, por su necesidad de asistir a una consulta
clínica en el IMSS.
Desde el momento de su solicitud, comenzamos a
ver una serie de situaciones ilógicas, por parte de la institución médica y más,
hablando de una persona de más de 80 años de edad. Aquí las exponemos para que
den sus comentarios.
Nuestra clienta, de 82 años y residente en Col.
Iztapalapa, solicitó una cita a su médico de cabecera para realizarse algunos exámenes.
Tras varios meses se le otorgó cita en
la clínica 161, ubicada en Av. Toluca, en el rumbo de San Jerónimo, lo que
conlleva una distancia de 20.6Km desde casa de nuestra clienta.
La cita fue programada
a las 9am, pero el
eje 6 sur (forma de llegar a su casa), por las mañanas corre de oriente a
poniente, lo que literalmente imposibilita llegar a la puerta de su casa a esas
horas. Esto obligó a nuestra clienta a caminar
un par de cuadras, acompañada siempre por personal de Barea Solutions, para llegar hasta el auto.
Después de un recorrido de 2horas y 20minutos. de tráfico, la clínica resultó de dimensiones
muy grandes, implicando mucho caminar
para nuestra clienta. Al entrar al lugar, nos informan que su consulta es en
el segundo piso, al cual se tuvo que subir
caminando, ya que los elevadores, estaban
fuera de servicio.
Cabe mencionar, que la atención en la clínica,
especialmente del Dr., fue muy buena.
Terminada la consulta, había que recopilar la
firma de un Dir. de área, para que con esa hoja y tres copias, pudiera pasar, ahí mismo, a por el medicamento
recetado.
Al preguntar dónde se podían sacar copias, nos
indican “al final de la calle existe una
tiendita”. Contando las distancias internas de la clínica, más la cuadra
abajo para sacar las copias y el regreso, es un trayecto muy largo y cansado
para una persona de la tercera edad.
(Esta actividad fue realizada por el personal
de Barea Solutions).
Lo que continuaba era ir a la farmacia, en el
interior de la clínica a una distancia lejana. Al llegar a la ventanilla y solicitar el
medicamento, se entregó una de las copias que supuestamente se requerían, pero
cuál fue la sorpresa al escuchar: “No, la receta no es necesaria”.
Acto final, caminar
varios metros para volver al auto y recorrer 20.6Km. de regreso a casa de nuestra
clienta.
Lo que nos dejó pensando y reflexionando:
¿Qué pasa con las personas que no tienen la
posibilidad de contratar una asistencia personal que los apoye en situaciones
como esta?
¿Qué pasa con las personas que por X problema
de salud o por la misma edad, no tienen la vitalidad para moverse solas?
¿Qué pasa con la lógica para citar a una
persona enferma y de la tercera edad en una clínica a varios kilómetros de su
casa y a una hora tan temprana?
¿En México,
es caro tener seguridad social?
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