miércoles, 17 de octubre de 2012

¿Se paga cara la seguridad social?

Por Gabriel Suárez

En días pasados, una clienta muy querida por Barea Solutions, contrató nuestros servicios de chofer/asistente, por su necesidad de asistir a una consulta clínica en el IMSS.

Desde el momento de su solicitud, comenzamos a ver una serie de situaciones ilógicas, por parte de la institución médica y más, hablando de una persona de más de 80 años de edad. Aquí las exponemos para que den sus comentarios.

Nuestra clienta, de 82 años y residente en Col. Iztapalapa, solicitó una cita a su médico de cabecera para realizarse algunos exámenes. Tras varios meses se le otorgó cita en la clínica 161, ubicada en Av. Toluca, en el rumbo de San Jerónimo, lo que conlleva una distancia de 20.6Km desde casa de nuestra clienta.

La cita fue programada a las 9am, pero el eje 6 sur (forma de llegar a su casa), por las mañanas corre de oriente a poniente, lo que literalmente imposibilita llegar a la puerta de su casa a esas horas. Esto obligó a nuestra clienta a caminar un par de cuadras, acompañada siempre por personal de Barea Solutions, para llegar hasta el auto.

Después de un recorrido de 2horas y 20minutos. de tráfico, la clínica resultó de dimensiones muy grandes, implicando mucho caminar para nuestra clienta. Al entrar al lugar, nos informan que su consulta es en el segundo piso, al cual se tuvo que subir caminando, ya que los elevadores, estaban fuera de servicio

Cabe mencionar, que la atención en la clínica, especialmente del Dr., fue muy buena.

Terminada la consulta, había que recopilar la firma de un Dir. de área, para que con esa hoja y tres copias, pudiera pasar, ahí mismo, a por el medicamento recetado.

Al preguntar dónde se podían sacar copias, nos indican “al final de la calle existe una tiendita”. Contando las distancias internas de la clínica, más la cuadra abajo para sacar las copias y el regreso, es un trayecto muy largo y cansado para una persona de la tercera edad.
(Esta actividad fue realizada por el personal de Barea Solutions).

Lo que continuaba era ir a la farmacia, en el interior de la clínica a una distancia lejana.  Al llegar a la ventanilla y solicitar el medicamento, se entregó una de las copias que supuestamente se requerían, pero cuál fue la sorpresa al escuchar: “No, la receta no es necesaria”.

Acto final, caminar varios metros para volver al auto y recorrer 20.6Km. de regreso a casa de nuestra clienta.

Lo que nos dejó pensando y reflexionando:

¿Qué pasa con las personas que no tienen la posibilidad de contratar una asistencia personal que los apoye en situaciones como esta?

¿Qué pasa con las personas que por X problema de salud o por la misma edad, no tienen la vitalidad para moverse solas?

¿Qué pasa con la lógica para citar a una persona enferma y de la tercera edad en una clínica a varios kilómetros de su casa y a una hora tan temprana?

¿En México, es caro tener seguridad social? 

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